Lo normal.

Lo reconozco. Últimamente he vuelto a salir al balcón para mirar las estrellas.
Pero es que no sabes la falta que me ha hecho encontrar algo que me mantenga aferrada a un mundo que no hace nada más que trampas en este juego. He perdido gravedad, y de ahí el inicio de la conversación con las estrellas. Dicen que brillan con luz propia pero no las creo, sería muy injusto pensar que hasta ellas saben cómo mantener el brillo incluso en los momentos oscuros. Así que no sé si ha sido la nostalgia o la rabia, pero comencé a pensar en ti. Me pregunté ¿dónde estarás? y sobre todo si estarás bien. Y decidí guardar esos momentos para amortiguar el dolor que siento de haber perdido tantas cosas que sin embargo nunca malgasté. De alguna forma tengo que descubrir el por qué de tanto dolor. Y la vida me lo ha dicho claramente: ni una respuesta más.
Así que he llenado el saco de las preguntas y ya no busco otra cosa que vaciarlo. No tiene tope, pero pesa demasiado. También me he prohibido llorar más de una vez al día. Solamente un momento y ya está. Y me sacas de quicio. Tú.
Prefiero pensar que todo esto lo hiciste por hacerme única de alguna manera. Pero cada vez me veo más como un diamante en bruto. Cuando dijiste que te ibas pensé que era broma, y no lo era. Quizá te hayas olvidado de mí. Pero yo me sé tu biografía. Demasiado bien.
Y me dicen que 'es normal'. Y por qué yo soy la que tiene que padecer los casos sobrenaturales. Cargo con todas las excepciones y fracasos. Y no tiene tope, pero pesa.
Si a ellos les pasan cosas normales. ¿Por qué no a mí?
Llego a este lugar y abandono todo ese comecocos mental, y prefiero pensar que aquí veré aparecer lo que he perdido en algún momento de mi vida.
Prefiero pensar que en algún momento de mi vida me dijiste: de ahora en adelante lo que pase, es tan solo una pesadilla de la que te vas a levantar, y estaremos juntos de nuevo.
Quiero pensar que las estrellas al final de esta pesadilla, tienen luz propia.