viernes, 6 de enero de 2012

Sopa de nervios

El dolor que se petrifica en el corazón, y que solamente padecen aquellos que todavía sienten que los sentimientos no están sobrevalorados. La virtud, que puede convertirse en una pesadilla. El sentir más que el resto. El llorar por todo y llorar por nada.
Sentía unas ganas inmensas de parar aquel tornado de mentiras, soltarlo por la ventana y que dejase ciego a otro, pero otra vez a mí no. Ganas de pegar un golpe en la mesa y decir ¡Hasta aquí! Esa rabia que crecía y crecía en mi interior, no era más que un cúmulo de nos, de rechazos, de imposibles, que agrietaban la única esperanza que con pocas herramientas aún me atrevía a construir. Siempre que levantaba un castillo de arena, tenía comprobado y daba por hecho que algún segundo, sería el último, y ese castillo se demolería por mentiras, fracasos y maldad.
Cuando se construye la paciencia en arena, se sabe que algo va a salir mal y que al no haber traido contigo la cal, no aguantarás y después de la mano te pedirán el brazo y así sucesivamente.
''Te dejamos con el marrón, con el problema, con el detestable asunto que no merecías, y encima te pedimos que poses para la foto, con la mejor de tus sonrisas, para que quede grabada la cara de gilipollas que pones cuando no entiendes por qué, tu vida entera sigue siendo un fiasco''.
No la reconocía ya ni como mía. Porque al menos yo, no la había ni imaginado ni planeado así.
Que me devolvieran mi proyecto de niña feliz.
Que me dejen tranquila.

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